200 Best. Restos industriales

Desde la C.guide hemos propuesto la selección 200 Best. 200 obras que responden de manera ejemplar a los retos y oportunidades de la arquitectura contemporánea en el mundo. En estos artículos profundizamos en las líneas temáticas con las que se estructura la lista.


A partir de los años 50, Bernd y Hilla Becher recorrieron gran parte de Europa y Estados Unidos documentando fábricas en desuso antes de que el paso del tiempo acabara con ellas. Con un espíritu documentalista y en busca de una mirada objetiva, estos artistas ayudaron a abrir la puerta a la apreciación de los valores escultóricos de las formas industriales. Formas que poblaban el paisaje de gran parte del mundo. En un momento en el que muchas regiones ya experimentaban procesos de desindustrialización profunda, la mirada de ciertos artistas y arquitectos permitió repensar estas arquitecturas y paisajes, testigos de una parte importante de la historia.

La Fábrica Sant Just Desvern

Uno de los primeros en hacerlo en España fue el arquitecto Ricardo Bofill. En los años 70 convirtió la histórica fábrica de cemento de Sant Just Desvern en su estudio y casa. Fue quizás su sensibilidad cercana al arte la que le permitió observar los espacios de la fábrica como expresiones de las estéticas de las vanguardias del siglo XX. En su propia descripción de la actuación narra estas conexiones: las escaleras que no conducen a ningún lugar o la extrañeza de las proporciones se relacionan con el surrealismo; la pureza geométrica de los volúmenes con la abstracción; el tratamiento de los materiales con el brutalismo. El proyecto potencia todas estas cualidades encontradas interviniendo, de nuevo en palabras del arquitecto, “esculpiendo los espacios como una obra de arte”. Una conclusión se deriva de la intervención. La forma no limita de manera cerrada la función. Una arquitectura pensada para otros requerimientos programáticos puede adaptarse a nuevas funciones. Este hallazgo, que contradice el lema de “la forma sigue a la función” de la primera modernidad, abre una vía para el futuro.

Parque Duisburg Nord

La huella de la industrialización adquiere una escala territorial y paisajística que el proyecto del Parque Duisburg Nord aborda. Este parque, diseñado por Latz + Partners, forma parte del plan regional Lansdschaftspark, que busca transformar la históricamente industrial región del Ruhr en un territorio cosido por recorridos verdes y culturales. El parque Duisburg Nord se organiza en torno a la fábrica de hierro Thyssen, uno de los lugares inmortalizados por las fotografías de los Becher. Todos los elementos propios de la antigua fábrica se conservan como forma de valorar su belleza plástica y comprender los antiguos trabajos industriales. El proceso de envejecimiento de las infraestructuras se acompaña sin detenerlo. La vegetación se introduce estratégicamente entre las ruinas industriales, convirtiendo las antiguas instalaciones en un jardín lleno de momentos de gran capacidad evocativa. La preocupación por la regeneración ecológica del territorio antropizado guía esta actuación, buscando la colaboración de las dinámicas de la naturaleza en el empeño e introduciendo funciones humanas compatibles con el proceso.

FRAC Nord Pas de Calais

La idea de que la arquitectura debe valorar lo existente y sólo actuar cuando es necesario es uno de los principios rectores del estudio francés Lacaton&Vassal. En el caso del proyecto del FRAC Nord Pas de Calais, lo “necesario” consistía en posibilitar que el gran edificio existente, un antiguo taller de barcos, permaneciera intacto. Se debían preservar así sus valores espaciales y la posibilidad de utilizarlo para albergar eventos culturales relacionados con la comunidad local. Para albergar las necesidades programáticas del FRAC, una institución cuya misión es coleccionar arte contemporáneo, se decidió construir un edificio gemelo con una piel de policarbonato que lo diferencia formalmente del edificio existente y genera un colchón térmico que reduce el gasto en climatización.

Espacio cultural Tank Shanghai

La cultura contemporánea, con su necesidad de amplios espacios polivalentes para instalaciones, es un buen motor para proyectos que dan nuevos usos a complejos industriales. Tal es el caso del proyecto Tank Shanghai. Gracias a él, los depósitos del antiguo Aeropuerto de Longhua, que llevaban años en estado de abandono, se han convertido en un centro cultural que contribuye a la recuperación de las inmediaciones del río Huangpu como espacio público. La volumetría de los tanques permanece intacta, salvo por la adición de ciertos volúmenes en las partes inferiores que organizan la recepción de visitantes. Este es uno de los más significativos proyectos de recuperación de espacios industriales que se han llevado a cabo en la ciudad y en otras partes de China. Responde a los intentos del país por superar un modelo económico dependiente de la industria de fabricación de bienes.

Espacio público Tainan Spring

El último de los proyectos seleccionados se sitúa en la ciudad de Tainan (Taiwán), en una zona que solía ser industrial pero que progresivamente se ha transformado en residencial. Entre los restos de unos grandes almacenes demolidos hace años, el equipo de MVRDV ha diseñado un gran parque lineal que proporciona un gran espacio de encuentro para la comunidad local. El nuevo parque integra los restos de las potentes estructuras que han sobrevivido a la demolición como grandes esculturas entre las que serpentean superficies de agua y diversas especies de árboles y arbustos. Lo que era un lugar separador es ahora un espacio que conecta y que pone a los ciudadanos en contacto con la naturaleza.

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