Ámsterdam: Patios contemporáneos

Edificio residencial Sluishuis. Fotografía: Ossip van Duivenbode

En plena fiesta de los patios de Córdoba, esta semana viajamos a Ámsterdam con la C-Guide para reflexionar desde la contemporaneidad sobre el modelo del patio. Un tipo arquitectónico que, aunque universal, se desarrolla de manera diversa en cada parte del mundo.

En el siglo XVII, la capital holandesa comenzó una planificación urbana que sigue un modelo de patio de manzana. El plan de 1613 propuso un modelo de crecimiento concéntrico alrededor de la almendra medieval con agrupaciones de viviendas en torno a un gran patio verde que, aunque compartimentado, representaba un espacio común privado que permitía la ventilación y la iluminación natural de las viviendas. Fue una semilla de espacio compartido que se convertiría en invariante fundamental a lo largo de la historia de la ciudad. 

Ya en el siglo XX, el urbanismo de Ámsterdam, aunque influido por las nuevas ideas del movimiento moderno, conserva el patio de manzana y la calle como elementos vertebradores. Lejos de la idea de tabula rasa y la crítica de la “rue corridor” de Le Corbusier, los nuevos barrios de principios del siglo XX conservan el ecosistema de espacios públicos diferenciados y patios comunitarios, acotados por una red continua de edificios. Ejemplo de este tipo de tejidos es el plan para el distrito Ámsterdam Sur, de Henri Berlage. Sus manzanas alargadas y de formas irregulares incorporan algunas de las ideas del urbanismo moderno, como la adopción de la vivienda pasante y la reducción del ancho edificatorio (alrededor de 11 metros) para garantizar la ventilación, al tiempo que preserva invariantes del urbanismo de la ciudad. 

No es hasta mediados del siglo XX cuando la idea del tapiz verde del movimiento moderno parece imponerse. En algunos barrios como el de Bijlmer (objeto de un interesante proyecto de renovación incluido en la C-Guide), el patio de manzana se disuelve por completo en favor de una red hexagonal de bloques elevados sobre pilotes. Los malos resultados sociales de este tipo de tejidos, en los que la indefinición del espacio público y los espacios intermedios los convertían en “tierra de nadie”, impulsaron una revisión de los planteamientos del urbanismo moderno a partir de los años ochenta. A partir de entonces, gran parte de las prácticas de vivienda colectiva y urbana recuperan el patio como tipo necesario para el modo de vida de Ámsterdam. Se trata de encontrar una síntesis entre las ventajas de la ciudad moderna, con su pluralidad de tipos y su confort interior, y los invariantes espaciales de la ciudad, que permiten a los ciudadanos identificarse con los espacios que habitan, sentir como propio el espacio público.

Estos son los ejemplos que hemos seleccionado:

Plan urbano de la isla de Java
? Sjoerd Soeters
Ficha en la C-guide

Ed. residencial The Whale
? Cie
Ficha en la C-guide

Apartamentos Parkrand
? MVRDV
Ficha en la C-guide

Ed. residencial Sluishuis
? BIG + Barcode
Ficha en la C-guide

Ed. residencial Albatros
? HVDN
Ficha en la C-guide


Tipos edificatorios y usos diversos

El nuevo tejido urbano de Ámsterdam, aun apostando por la manzana, huye de la homogeneidad. Prueba de ello es el plan urbano de la isla de Java, diseñado por Sjoerd Soeters. Desarrollado sobre una de las islas orientales que solían ser puerto industrial de la ciudad, este barrio residencial de nueva creación se organiza en torno a patios de manzana delimitados por una gran variedad de tipos edificatorios. En su parte longitudinal, paralelos al agua, se sitúan bloques de vivienda colectiva entre medianeras (de más altura en la cara norte que la sur). El lado corto queda delimitado por viviendas unifamiliares entre medianeras accesibles también desde los canales, que separan cada una de las manzanas y que cortan transversalmente la isla artificial. Para terminar el esquema, dos pequeños bloques exentos de vivienda se sitúan en el interior de la manzana en torno al espacio colectivo. Se consigue así una densidad alta y, lo que es más importante, una mixtura social no homogénea. Cada uno de los edificios es obra de un arquitecto diferente, y debe cumplir con las características descritas por el plan pero con gran libertad compositiva de fachada. Cabe destacar los dos bloques de viviendas de los españoles Cruz&Ortiz, que se insertan en el collage con una composición sobria pero reconocible, que al repetirse dota al paisaje urbano de una cierta coherencia.

La diversidad de tejidos urbanos yuxtapuestos se observa también en la isla artificial contigua, llamada Borneo. El edificio residencial The Whale se inserta en un planeamiento dominado por hileras de viviendas unifamiliares entre medianeras. Este gran edificio en torno a un patio permite llegar a la cifra requerida de 100 viviendas por hectárea y, además, constituye una especie de plaza pública para la isla. Reforzando esta idea de lugar compartido por todo el barrio, en el propio patio se incorporan usos comerciales y espacios de trabajo. Es un lugar transitado por residentes y no residentes, un lugar de encuentro y de referencia cotidiana para los vecinos.

En el caso del edificio Albatros, se sitúa en el borde de un barrio de manzanas cerradas de baja densidad. Su presencia, como en el caso anterior, consigue aumentar la densidad del barrio aprovechando la cercanía de los servicios de transporte público. Aunque en este caso el espacio comunitario del edificio no sea accesible, su presencia en el perímetro del barrio permite generar una cierta sensación de intimidad, solidificando el límite con la vía rápida. Además, el plinto, de altura similar a los edificios vecinos, contiene espacios abiertos a la comunidad.

El edificio Parkrand, por su parte, nace de un análisis de su entorno. Se trata de un barrio nacido del Plan de Expansión de 1934, diseñado a caballo entre las ideas del movimiento moderno y la manzana tradicional. Desarrollado a base de bloques abiertos, en lugar de orientarse todos en línea como recomendaban los CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), van girando ortogonalmente de manera que configuran patios interiores abiertos. La vivienda colectiva diseñada por MVRDV reproduce esta operación compositiva, pero en tres dimensiones en lugar de en planta. El bloque abierto se convierte en patio de manzana vertical, en un ejercicio de reinterpretación del tejido urbano que además combina unidades de vivienda social y libre. Esta variedad de tipos de vivienda es compartida también por el edificio Sluishuis, con apartamentos diseñados para distintos grupos de edad y que además incorpora soluciones habitacionales para los usuarios de barcos privados. 

Grados de introversión y permeabilidad

En la nueva arquitectura colectiva de Ámsterdam, el patio de vecinos parece ser más un filtro de transición entre el espacio público y el privado que un espacio sólo para la comunidad. El hermetismo de las manzanas históricas y las de principios del siglo XX se sustituye por una variedad de situaciones, con la característica común de establecer un tránsito entre espacios con diferentes grados de privacidad.

La porosidad es máxima en el edificio The Whale. Cuenta con una planta baja libre y abierta, según la ortodoxia del urbanismo moderno. La función de este edificio en su contexto urbano, mencionado anteriormente, hace que su patio funcione como un catalizador de encuentros a escala barrial. El hecho de tratarse de una isla hace, quizás, más conveniente esta apertura hacia su entorno. El edificio se muestra generoso y optimista y ese espíritu se contagia a sus vecinos.

El edificio de Sluishuis, por su parte, genera un umbral entre el agua y la tierra. El patio se encuentra ocupado parcialmente por el embarcadero, al que se accede por una gran apertura triangular excavada en el volumen del edificio. Por la parte peatonal el patio se abre por uno de sus lados, de manera más discreta y escondida. Se trata de potencial la conexión con el agua preservando el carácter más privado del patio interior.

Por otra parte, tanto el patio del edificio Albatros como el del Parkrand no presentan continuidad física con la calle. Se relacionan con su entorno de manera visual. Ambos presentan una plataforma elevada a modo de patio comunitario desde el que disfrutar de la seguridad de un espacio privado común en relación con el entorno. En el caso del Parkrand, el contraste entre los paramentos verticales de fachada interiores y exteriores refuerza esta idea. Los interiores poseen aperturas de escala más contenida y están revestidos con materiales cerámicos que refuerzan la domesticidad del espacio. Los elementos de mobiliario, que incluyen juegos para niños, acaban de completar el carácter semiprivado del patio.

En el plan urbano de la isla de Java, los patios de manzana, delimitados por un collage de tipologías, están cosidos por una calle peatonal pública longitudinal. El visitante va percibiendo al recorrerla distintas atmósferas, en ocasiones como si hubiera entrado por error en un espacio privado. En el interior de los patios se combinan, de hecho, espacios privados correspondientes a los bajos de los bloques colectivos y los jardines privados de las viviendas entre medianeras, con plazas públicas de escala contenida y abundante vegetación.

Galerías y circulaciones

En la tipología de vivienda colectiva con patio de manzana, la organización de las circulaciones es fundamental para determinar el carácter de los espacios comunes. En The Whale, se circula por el perímetro interior del patio, a través de unas galerías abiertas horadadas en el volumen y escaleras adosadas a la fachada que conectan distintos niveles del edificio. Es un recorrido animado y generoso, iluminado y al aire libre; de manera que la galería no sea simplemente un espacio conector sino de encuentro. Un tránsito entre el dominio público y el privado. Mientras que el espacio está abierto a todos, el paisaje de galerías y las vistas son de disfrute para la comunidad.

Las entradas a The Whale son las únicas interrupciones al tránsito en planta baja, mientras que en el edificio Albatros son los únicos puntos donde el espacio interior se transparenta. Se evita así que el edificio actúe como una pantalla. Estas entradas, a modo de zaguán, conectan la calle con el espacio semipúblico horadado por patios. A partir de aquí, los flujos se distribuyen en dirección a cada una de las torres.

En el plan de la isla de Java, como decíamos, se crea una atmósfera de privacidad en  los patios situando las entradas a las diferentes viviendas en el perímetro exterior. En el caso de las hileras de unifamiliares, el acceso se produce también por barco, a través de canales.

Circulaciones en torno al patio de The Whale. Fotografía: denooyer

Innovación formal. Iconos urbanos

Como ya hemos visto, la recuperación del patio como tipo fundamental de la vivienda colectiva ha ido de la mano de un espíritu de experimentación, que se expresa también a nivel formal y cuyos ecos resuenan en la arquitectura de muchas otras partes del mundo.

The Whale, definido por sus autores como “un meteorito aterrizado”, se ha convertido en una presencia icónica en el paisaje urbano gracias a su rotundo volumen de líneas zigzagueantes.  Es también el caso de Parkrand, cuyo concepto de patio vertical tiene un célebre eco en el Edificio Mirador en Madrid, diseñado junto a la arquitecta Blanca Lleó y que parece expresar en este caso una crítica a la falta de porosidad de las manzanas cerradas utilizadas en el PAU del barrio de San Chinarro.

Quizás es en el Sluishuis, construido en 2022, donde la innovación formal consigue de una manera más directa la conexión con el público de toda la ciudad. Sus formas inclinadas e irregulares no sólo consiguen generar una imagen espectacular, sino que ofrecen a la ciudadanía la experiencia de observar Ámsterdam desde un punto de vista insólito. Todo el perímetro del edificio es un paseo abierto al público, cedido a la ciudad y a sus visitantes. Una invitación a experimentar el paisaje de la capital desde un edificio contemporáneo que encarna la mejor tradición de la arquitectura doméstica holandesa.

El patio, lejos de ser un tipo del pasado, está sirviendo como motor de la innovación arquitectónica en Ámsterdam. Esperemos que podamos aprender de ello desde otras latitudes.

Edificio de apartamentos Parkrand. Fuente: MVRDV

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