200 Best. Un nuevo canon para una nueva era

Desde la C.guide hemos propuesto una selección de 200 obras que responden de manera ejemplar a los retos y oportunidades de la arquitectura contemporánea en el mundo. Consulta aquí la lista completa.


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La elección de las 200 mejores obras de arquitectura desde el año 1975 hasta la actualidad parte de plantearnos dos preguntas: ¿Qué significa hacer buena arquitectura en la actualidad?, ¿se puede hablar de buena arquitectura a nivel global? Este ejercicio de selección es una forma de comenzar a plantearnos estas preguntas de manera colectiva.

El Movimiento Moderno, nacido a principios del siglo XX, dio origen a un discurso arquitectónico con vocación universal que ha transformado de manera radical el entorno habitado desde entonces. Cien años después, la idea de una cultura arquitectónica global compartida mantiene su vigencia. Aunque la arquitectura actual ha tomado conciencia de los problemas que plantea un discurso universalizador como el de la modernidad —falta de sensibilidad con la diversidad cultural, eurocentrismo o la creciente homogeneidad espacial de las ciudades, por poner sólo algunos ejemplos—, mantiene el vínculo con la genealogía moderna a través de una idea fundamental: la confianza en la arquitectura como herramienta de transformación y progreso social. Es este hilo invisible el que buscamos en nuestra selección de la mejor arquitectura contemporánea. Proyectos que consiguen no sólo mejorar la calidad ambiental del entorno en el que se insertan, sino que también engarzan con el entramado social, discursivo y tecnológico que constituye aquello que llamamos un lugar. Una red cuyos nodos hay que buscarlos hoy en día inevitablemente tanto a escala local como planetaria.

No se trata ya, como en tiempos de la primera modernidad, de proponer una ciudad nueva. Se trata de dialogar con la complejidad territorial existente, desde los ámbitos rurales hasta las grandes metrópolis. Buscamos una arquitectura que mejora la ciudad abriendo espacios para la ciudadanía en la trama urbana, como la biblioteca de Sant Antoni – Joan Oliver (RCR) en Barcelona o la Praça das Artes (Brasil Arquitectura) en Sao Paulo. Una arquitectura que trata de coser las brechas provocadas por las grandes autovías construidas con el auge del vehículo privado, como la intervención de Madrid Río (dirigida por Ginés Garrido), o la recuperación del canal Cheong Gye Cheon en Seúl. O que apuesta por la mejora y actualización del patrimonio de vivienda colectiva heredado, como el paradigmático proyecto de renovación de 530 viviendas sociales (Lacaton & Vassal) en la periferia de Burdeos. 

La arquitectura contemporánea huye de dogmatismos y reivindica con orgullo la pluralidad de estrategias y de enfoques al afrontar la complejidad del mundo. Quizás la causa de este cambio haya que buscarla, entre otros factores, en quién accede a la profesión de arquitecto en la actualidad. En una lista como la que presentamos hoy, hace cuarenta años sólo encontraríamos hombres blancos y en su mayoría occidentales. En cambio, en nuestras 200 mejores tienen cabida autores de procedencia diversa y, aunque aún en minoría, un significativo número de arquitectas. Sin duda esta tendencia está contribuyendo al enriquecimiento intelectual de la cultura arquitectónica contemporánea, tan necesario para hacer frente a los grandes retos a los que nos enfrentamos. Entre ellos, y seguramente el más acuciante, la emergencia climática.

Reutilización, reciclado, reducción

El origen del movimiento ecologista se sitúa en los años setenta, casi coincidiendo con el inicio del periodo histórico incluido en esta selección. Podemos pensar que no es casualidad al observar que la preocupación por la sostenibilidad es seguramente el hilo conector de la mayoría de las obras seleccionadas. Reutilización, reciclado y reducción son los conceptos clave. Ante la evidencia de encontrarnos ya sobrepasando los límites ecológicos de nuestro planeta, se impone la necesidad de reducir los medios empleados en la construcción de nuestros entornos. La reutilización de lo ya existente aparece en este contexto como una estrategia eficaz. Desde el seminal proyecto del Sesc Pompeia (Lina Bo Bardi) hasta el reciente Museo Zeitz (Heatherwick Studio), pasando por la celebrada Tate Modern (Herzog & de Meuron), la arquitectura contemporánea muestra cómo las cualidades espaciales de edificios existentes pueden ser el punto de partida de la arquitectura más brillante y creativa. Uno de los proyectos más significativos de los últimos años, el High Line de Nueva York (Diller Scofidio + Renfro), ha convertido la estructura de una vía abandonada en un espacio público que atrae tanto a turistas como a los vecinos de la zona, y cuya repercusión mediática ha generado ecos alrededor del mundo. 

Cada vez somos más conscientes de que una obra de arquitectura supone la movilización de una ingente cantidad de recursos materiales y humanos. Por tanto, un buen proyecto debe prestar atención a cómo se ponen en juego estos recursos. El énfasis en el proceso es clave en proyectos como la escuela de Gando (Francis Keré), el orfanato de Pondicherry (Anupama Kundoo) o el colegio en Rudrapur (Anna Heringer). En los tres se reflexiona sobre el proceso de construcción como parte importante del proyecto. La movilización de recursos locales y la implicación de los futuros usuarios en la construcción del espacio es tan importante como el resultado final. Se trata de activar a la comunidad y de garantizar una transformación del ecosistema humano a través de un ejercicio de arquitectura.

Construir con la naturaleza y la comunidad

Este enfoque ecosistémico es clave en la obra de muchos otros de los creadores presentes en la lista. Por ejemplo en la obra de la Oficina de Innovación Política liderada por Andrés Jaque, que defiende una arquitectura que haga colaborar a actores humanos y no humanos; o la de Bangkok Studio, que, a través de proyectos como el Museo de los Elefantes, aboga por una arquitectura que supere el antropocentrismo. 

Construir con la naturaleza es, en efecto, uno de los retos de nuestro siglo. En esta línea, una tendencia esperanzadora son los proyectos que recuperan las dinámicas naturales de los cursos fluviales degradados, haciéndolos compatibles con los usos humanos. El proyecto de recuperación de los humedales de Wadi Hanifa en Arabia Saudí (Moriyama & Teshima Architects y Buro Happold) o la regeneración ambiental del río Llobregat en el área metropolitana de Barcelona (Batlleiroig) son ejemplos excelentes. Demuestran que, en la era del antropoceno, la arquitectura ya no puede ser simplemente respetuosa: ha de contribuir al proceso colectivo de restauración ecológica de la Tierra, actuando localmente y pensando globalmente.

Este proceso ha de ir de la mano de las comunidades humanas, aumentando su resiliencia mediante infraestructuras que den respuesta a sus necesidades, como hacen el salón del pueblo de Shangcun (SUP Atelier) o la Estación Tapachula (Colectivo C733); creando procesos colaborativos que permitan a las personas sentirse partícipes de la construcción de su hábitat, como en el espacio público Superkilen (BIG) y en las viviendas Byker Wall (Erskine); o construyendo comunidades cooperativas a través de la arquitectura, como en los brillantes proyectos de vivienda de La Borda (Lacol) o la comunidad flotante de Schoonschip (Space & Matter).

Comprender (o transformar) el lugar

Por otro lado, la arquitectura contemporánea no olvida su responsabilidad en la construcción de la identidad y la memoria colectiva: de igual manera que dialoga con las dinámicas de la naturaleza, también lo hace con los estratos históricos de los lugares donde interviene. Como si de un palimpsesto se tratara, la mejor arquitectura contemporánea dibuja una nueva capa sin borrar la anterior, mejorando la legibilidad y aportando nuevas vías de significado. Ejemplos inolvidables de esto son el Museo Kolumba (Peter Zumthor), las Escuelas Pías (Jose Ignacio Linazasoro) o el Museo Neues (David Chipperfield). Los tres son ejercicios de una extremada sensibilidad en contextos históricos densos en significados. Intervenciones que hacen respirar el lugar con un impulso renovado. 

Es precisamente la importancia de la lectura del lugar otro de los factores clave en la práctica contemporánea. En muchos casos para remar a favor de la corriente; otras en cambio, para actuar como elemento disruptor, como palanca de cambio. Es el caso de la escuela Pies descalzos (Equipo Mazzanti), donde la arquitectura se construye como un símbolo de progreso en un barrio desfavorecido. En otras ocasiones, se trata de que la arquitectura se convierta en una semilla de modernidad en un contexto necesitado de nuevos estímulos. Tal es el caso del Centro Heydar Aliyev (Zaha Hadid), cuyas formas fluidas contrastan con la rigidez del urbanismo sovietico circundante, o el centro Pompidou de París (Richard Rogers y Renzo Piano), que, desde su inauguración en 1978, no ha dejado de ser una referencia de vanguardia para la ciudad.

Espacios de sociabilidad

Nos encontramos en un contexto de primacía neoliberal global. Lo público se encuentra permanentemente amenazado, y la expansión descontrolada de las metrópolis genera espacios indiferenciados donde el tránsito parece ser la única función. Ante este panorama, la arquitectura contemporánea se plantea como uno de sus grandes retos generar lugares donde sea posible el encuentro. Frente al descontrol del planeamiento, los equipamientos públicos se presentan como oportunidades para crear las nuevas ágoras de la contemporaneidad. La biblioteca de Oodi en Helsinki (ALA Architects) o la biblioteca pública de Seattle (OMA) son dos ejemplos destacados en este sentido. Las salas de lectura son espacios amplios y generosamente iluminados con asientos para relajarse, auténticos espacios cívicos, accesibles y abiertos. 

La arquitectura escolar es otro de los campos de experimentación donde los creadores tratan de generar espacios de sociabilidad. En la guardería YueCheng Courtyard en Pekín (MAD Architects), una superficie ondulada engloba un edificio histórico creando un paisaje transitable que conecta con una residencia de la tercera edad, favoreciendo el contacto intergeneracional. En el caso del Jardín de infancia agrícola (Vo Trong Nghia Architects), la cubierta se convierte en un gran jardín que, además de ser un espacio de ocio, es un aula al aire libre donde los alumnos aprenden técnicas agrícolas y principios de sostenibilidad. Un edificio funcionando como una herramienta pedagógica que prefigura un mundo deseable para el futuro de sus jóvenes usuarios.


Esta es una lista que plantea preguntas y trata de identificar los vectores más esperanzadores de la práctica arquitectónica. Hemos recorrido el mundo en busca de proyectos que, en lugar de decirle a la gente como tienen que vivir, se lo preguntan; que apuestan por la vida en común; que combinan la más alta tecnología con la sabiduría constructiva tradicional; que afrontan el problema de la despoblación rural. Una arquitectura que recicla, que se entiende a sí misma como un proceso y que busca la equidad. 

En definitiva, una arquitectura que no mira hacia otro lado al afrontar los problemas de nuestro mundo contemporáneo, y que los aborda con optimismo. No un optimismo utópico, sino pegado a la tierra, enraizado en la mejor tradición progresista de la modernidad arquitectónica nacida de la Bauhaus y siempre dispuesto a ampliar su mirada. Siguiendo el ejemplo del maestro —recientemente fallecido— Balkrishna Doshi, creemos que la arquitectura debe aprender de tradiciones y contextos diversos, debe saber extraer enseñanzas tanto de las obras maestras de la historia de la arquitectura como de las formas de habitar no planificadas.

Sangath, una de las obras de Doshi incluidas en la lista, puede servirnos de metáfora de la cultura arquitectónica contemporánea que desde la C.guide apoyamos. Un lugar de encuentro y de reflexión para arquitectos provenientes de todo el mundo, donde la sostenibilidad social y medioambiental son centrales, donde las dinámicas de la naturaleza están presentes y donde la tecnología está al servicio del bienestar humano. Esperamos, modestamente, que esta lista de nuestras 200 mejores obras contribuya a acercar la arquitectura a la sociedad y ayude a dibujar los caminos por los que debería transitar la arquitectura en el futuro.

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