¿Quién se “comerá entera” la Casa Carvajal?

Videoclip de Comerte entera de C. Tangana, grabado en la Casa Carvajal


La Casa Carvajal constituye una joya arquitectónica brutalista con la que no solamente los profesionales y entusiastas de la arquitectura están familiarizados. Y es que el proyecto, inspirado además en la distribución de La Alhambra de Granada, ha sido escenario de célebres películas como La Madriguera de Carlos Saura, además de videoclips de artistas como C. Tangana. Podemos ver la Casa Carvajal en su videoclip Comerte Entera o el concierto de Tiny Desk en el que El Madrileño comparte mesa con Antonio Carmona, Kiko Veneno o La Húngara. Ha sido además retratada en innumerables sesiones fotográficas y otras obras audiovisuales. 

La polémica actual en torno a la Casa Carvajal se relaciona con su declaración como Bien de Interés Cultural, que los propietarios han tratado de recurrir alegando que se está viendo limitada su libertad como propietarios, al tener que contar con la Administración a la hora de plantear cualquier modificación que altere las características esenciales y valores que distinguen la obra. Actualmente la propiedad se encuentra en venta por 4,2 millones de euros, aunque su atractivo comercial podría verse rebajado precisamente por este motivo. Se pone así de manifiesto el choque entre el interés común y el privado.

De acuerdo con el apartado dos del artículo 36 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, “la utilización de los bienes declarados de interés cultural, así como de los bienes muebles incluidos en el Inventario General, quedará subordinada a que no se pongan en peligro los valores que aconsejen su conservación. Cualquier cambio de uso deberá ser autorizado por los Organismos competentes para la ejecución de esta Ley”. Esta medida está encaminada a garantizar el disfrute común de un elemento patrimonial reseñable, independientemente de que éste sea de titularidad privada. Y es que, como ya sabemos, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. ¿No debería el privilegio de disponer de una obra artística para uso y disfrute privado conllevar al menos la responsabilidad de mantener su integridad y promover su difusión al público? Por este motivo una utilización no sólo correcta, sino también muy deseable de un BIC como la Casa Carvajal pasa por su disfrute estético a través de obras audiovisuales en las que de forma indiscutible ocupa un papel como mínimo coprotagonista. 

Parte de la opinión pública se solidariza con la causa de los propietarios, alegando que el comprador debería poder adaptarla a sus gustos, como sucede con cualquier otra adquisición. Pero está claro que la Casa Carvajal no constituye cualquier adquisición. De todos modos, si la prioridad de un comprador con posibilidad de pagar 4,2 millones de euros por una casa es disponer de una vivienda completamente adaptada a sus necesidades y preferencias, ¿no sería más sencillo que buscase una a medida? ¿Por qué deberíamos permitir que disponga a su antojo de uno de los mejores ejemplos de arquitectura brutalista en España?


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