La zapatería brutalista de Francisco Alonso: de criatura mitológica a especie amenazada

En el número 55 de la calle Jorge Juan en Madrid, a tan solo unos pasos del Retiro, encontramos una joya arquitectónica que a menudo pasa desapercibida. Se trata del misterioso local brutalista del arquitecto Francisco Alonso, construido en 1987 por encargo del empresario del calzado Manuel Losada. Su objetivo era albergar una exclusiva zapatería que, por motivos desconocidos, nunca llegó a inaugurarse.

Con sus imponentes bloques de mármol, robustas maderas macizas, y su característica prolijidad en espejos, espejismos y texturas, concebido como un puzle tectónico en el que piezas de distintos materiales encajan entre sí, el espacio constituye para muchos un lugar único. Una auténtica obra maestra de la arquitectura. Su robusta, intrincada y curiosa apariencia, unida al hecho de que durante años ha permanecido en un limbo, han hecho de la zapatería un auténtico mito de la arquitectura. 

Treinta años después de su frustrado estreno, la obra de Alonso fue cedida en 2017 a la Escuela de Arquitectura de Toledo para utilizar el espacio como centro de actividades académicas y culturales. Sin embargo, apenas cuatro años después (en 2021), el propietario finalizó su acuerdo con la institución y puso el local en venta. Es así cómo ha terminado en manos de Ximena Alborta, empresaria boliviana dedicada al sector de la moda, y Manuel Rodríguez Aseijas, exdirectivo de compañías de la talla de Inditex o Coca-Cola.

El inmueble servirá de local a la franquicia inmobiliaria Coldwell Banker, de acuerdo con las últimas publicaciones de los empresarios en LinkedIn. De momento se desconoce tanto la naturaleza del proyecto de reforma planteado como la fecha de inicio de las obras. La incertidumbre y la expectación están más que servidas. Son varias las voces que han expresado su preocupación por la suerte que correrá este singular inmueble. 

De momento, tan solo sabemos que en 2021 se inició un expediente de protección como bien de interés cultural a nivel local. La iniciativa partió del Colegio de Arquitectos de Galicia, con apoyo del Consejo Superior de Arquitectos de España y del Colegio de Arquitectos de Madrid, quienes solicitaron al Ayuntamiento de Madrid que lo incluyese en su catálogo de protección, consiguiendo al menos que la totalidad de la fachada quedase protegida. Por lo tanto, y aunque desconocemos si esto será suficiente, cualquier modificación habrá de pasar primero por la comisión de patrimonio.


► ARCA. Plataforma para la Protección del Patrimonio Arquitectónico en España

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