In memoriam: Marc Augé, el ideólogo de los “no-lugares”

El pasado 24 de julio falleció el célebre antropólogo francés Marc Augé en la localidad de Poitiers, el mismo lugar que le había visto nacer un 2 de septiembre de 1935, hace ochenta y siete años. Con motivo de este triste acontecimiento, queremos dedicar un humilde rincón a su memoria y a las valiosas aportaciones que nos dejó, de extrema relevancia no solamente para las ciencias sociales y humanas, sino también en el campo de la arquitectura y el urbanismo. 

Marc Augé es el responsable del concepto de “no-lugar”, que desarrolla en profundidad en su libro Los no lugares, espacios del anonimato. Una antropología de la Sobremodernidad (1993), el cual se ha convertido en una pieza clave del pensamiento contemporáneo, contribuyendo a describir fenómenos que son inherentes a la etapa histórica en la que nos encontramos. 

Por no-lugar entendemos aquellos espacios concebidos desde la transitoriedad, definidos por el paso constante de individuos que se identifican mediante códigos estipulados, como un documento de identidad o un número de ticket. Un no-lugar no contribuye a la personalización o a la construcción y reproducción de identidades, sino que constituye un medio para conectar lugares. En esta categoría encontraríamos, por ejemplo, a las grandes superficies comerciales, las autopistas, las habitaciones de hotel o los aparcamientos. Lo opuesto de un no-lugar, por tanto, serían los espacios históricos, vitales, aquellos en los que nos relacionamos como individuos y aportan algo sustancial y significativo a nuestra identidad.

Otro concepto fundamental que acuña es precisamente el de Sobremodernidad, período en el que, de acuerdo con el antropólogo, nos encontraríamos actualmente. Se define en base a tres figuras de exceso:

  1. El exceso de tiempo. En un contexto de amplia coexistencia y convivencia generacional, con una innegable superabundancia de acontecimientos, vivimos con la sensación constante de que la Historia, el suceso histórico, es inminente. Por tanto, experimentamos la exigencia no sólo de comprender todo el presente, sino de dotarlo de sentido.
  2. El exceso de espacio. La aceleración de los transportes, junto con la progresiva expansión hacia el resto del universo, ha generado una extrema inmediatez de las imágenes, haciendo que retratos de información, publicidad y ficción coincidan prácticamente de forma simultánea en nuestras pantallas. Por otra parte, este fenómeno provoca asimismo una proliferación de no-lugares, en tanto instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y mercancías.
  3. El exceso de ego y de individualidad. Augé propone que la antropología posmoderna pasa de interpretar el terreno a interpretar el texto sobre el terreno, y de ahí dirige su foco de atención hacia el autor del mismo. En las sociedades occidentales, el individuo se cree un mundo en sí mismo, lo que lleva a la individualización de todos los procedimientos de análisis.

Augé entiende así que la misión de la Antropología en la actualidad no se diferencia demasiado de su punto de inicio: al igual que en el pasado los primeros etnólogos se aproximaron a las culturas “exóticas” aprendiendo a descentralizar su mirada, se nos plantea una nueva oportunidad de descentralización, en esta ocasión para aprender a mirar a nuestro propio mundo. De acuerdo con el pensador, se hace necesario aprender de nuevo a pensar el espacio

Esta tarea es sin duda de gran relevancia para el pensamiento arquitectónico, que gracias a visiones como la de Augé incorpora dimensiones de reflexión que hacen posible que los entornos construidos acompañen a los individuos, a la sociedad, y en definitiva a la humanidad en su evolución, en su transformación permanente, en sus necesidades y anhelos. Cabe en este sentido dar pie a una necesaria reflexión colectiva: ¿Cómo respondemos, en un contexto de aceleración de los espacios en los que se desarrolla nuestra vida, a la necesidad de sentido de los individuos? ¿Cómo afecta la inminencia de la Historia a cómo entendemos e interaccionamos con los lugares? ¿Cómo favorecer la cohesión y la comunidad en un mundo polarizado e individualizado? ¿Pueden los no-lugares, en definitiva, ser un poco más lugares? 

Bibliografía consultada
Augé, M. (2020). Los no lugares. Editorial Gedisa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *