Córdoba protege su patrimonio contemporáneo

Centro de Salud Lucano
Centro de Salud Lucano. Foto: Fernando Alda

Desde la Fundación Arquitectura Contemporánea celebramos la aprobación del Catálogo de Bienes Protegidos de Córdoba. Con él, la Gerencia de urbanismo de la ciudad, presidida por Salvador Fuentes, se inscribe en la línea de la protección de la arquitectura contemporánea. Una línea que en la Fundación defendemos desde la plataforma ARCA y que ha sido reforzada por la nueva Ley de Calidad de la Arquitectura. Consideramos que se ha dado un paso crucial para que, desde una ciudad tan patrimonial como Córdoba, se asiente la noción de que existe también un patrimonio contemporáneo que merece ser protegido.

En la Carta de Córdoba, el manifiesto de ARCA que presentaremos en los encuentros que celebraremos en Madrid el 25 de mayo, esta cuestión aparece expresamente recogida. Según reza el documento, los integrantes de ARCA manifestamos la necesidad de herramientas que garanticen “la protección legal del patrimonio arquitectónico contemporáneo”, cuya activación “debe promoverse de forma coordinada y desde todos los ámbitos, especialmente el local”.

El catálogo ha sido redactado por un equipo dirigido por nuestro patrono Francisco Daroca, y ha tenido un largo recorrido desde que se inició hace más de veinte años. Con él, Córdoba incluye por primera vez edificios del siglo XX y del exterior del centro histórico que hasta ahora no contaban con ninguna protección. En total, incorpora 216 edificios, que se suman a los 83 que ya estaban cubiertos por el Plan de Especial Protección del Casco Histórico.

El siguiente paso, como también defendemos desde ARCA, es trabajar en la divulgación de este patrimonio contemporáneo de la mano de la ciudadanía y los agentes locales. Por eso mismo, desde la Fundación nos ponemos a disposición de los cordobeses para el proceso de participación pública que se abre ahora tras la aprobación inicial del catálogo.

Qué se ha protegido

Con el nuevo catálogo, la arquitectura protegida en Córdoba amplía enormemente su rango. No solo por incorporar obras de los siglos XIX, XX y XXI, sino porque ahora abarca los barrios exteriores al casco histórico. Lo que supone, entre otras cosas, proteger la obra de arquitectos cordobeses tan importantes para el movimiento moderno como Rafael de la Hoz o Juan Cuenca. 

Además de edificios y monumentos, el catálogo protege otros elementos arquitectónicos como infraestructuras, calles, plazas o jardines. Muchos de ellos están recogidos en la C-guide, nuestra guía interactiva de arquitectura contemporánea, que incorporó Córdoba a su catálogo en 2021. Por ejemplo, el Parque de Miraflores, el Mercado de las Setas, el edificio de la Cruz Roja, la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación, la Facultad de Ciencias de la Educación, el Centro de Salud Lucano o el Balcón del Guadalquivir. Estos dos últimos tienen, además, la máxima calificación que otorga la guía (CCC).

Cómo se protege

Los edificios catalogados tendrán nuevos mecanismos de protección efectiva para asegurar la preservación de sus valores ante futuras intervenciones u obras de mejora. El catálogo los clasifica en cinco niveles de protección, de más a menos elevado: 

  • Integral. Ante las obras con esta catalogación, las intervenciones deben preservar todas sus características arquitectónicas y valores monumentales.
  • Estructural. Las intervenciones deben mantener, al menos, la organización espacial y estructural.
  • Global. Es un grado intermedio para obras que, sin tener una monumentalidad históricamente reconocida, presentan valores arquitectónicos singulares.
  • Ambiental. Las intervenciones no pueden modificar la envolvente exterior ni sus elementos significativos, puesto que se consideran obras que aportan al paisaje o la imagen de la ciudad.
  • Documental. Las obras bajo esta protección pueden ser sustituidas siempre que se conserven sus datos documentales: se considera que sus valores arquitectónicos son de interés para el conocimiento científico, pero no esenciales para el patrimonio.

Se contemplan seis grados de intervención sobre los edificios, que van de la conservación y restauración hasta la sustitución. 

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