Bruno Latour (in memoriam): Europa como suelo

© Joel Saget (AFP)

El filósofo y antropólogo francés Bruno Latour falleció el pasado 9 de octubre en París a los 75 años de edad, tras una larga enfermedad. La vigencia de su pensamiento en nuestros días es más que evidente, y queda reflejada en su participación activa en temáticas de vital importancia para el futuro de la sociedad, como la ecología. 

Latour se involucró en trabajos multidisciplinares para desarrollar sus teorías sobre un contexto humano complejo y cambiante, en constante tensión medioambiental. Su legado incluye obras que han influido en gran medida en las formas de entender nuestro mundo y nuestra sociedad, como es el caso de Nunca fuimos modernos (1991), Reensamblar lo social: una introducción a las teorías del actor-red (2005), Modos de existencia (2012) o Cara a cara con el planeta (2017).

Nos gustaría desde este espacio recordar la importancia de su visión sobre la ecología en la calidad de nuestras vidas, una visión activa y comprometida que se aleja de teorizaciones baldías para plantear una temible pero crucial verdad: tarde o temprano habremos de aterrizar, de reconciliar nuestra economía, nuestros modos de vida, nuestra misma identidad, con el mundo real en el que vivimos y del que tanto dependemos. Pero quedarse en un homenaje en forma de palabras no sería justo. La única manera de hacer patente su influencia es sostener un compromiso activo con nuevas formas de pensar y de hacer un mundo que requiere que asumamos como sociedad esta responsabilidad. 

Por último, recogemos y nos sentimos apelados por las palabras que dedicó al periódico El País en una entrevista en 2019: “Este es el momento de que Europa, no concebida sólo como Unión, sino Europa como suelo, encuentre en fin a su pueblo y el pueblo encuentre su suelo. Europa puede por fin darse a sí misma el proyecto, en medio de los peligros y a causa de ellos, de formar voluntariamente una nación”. Sus palabras sobre redes globales y locales, sobre compromiso activo y responsabilidad medioambiental, no deben ser tomadas solo como producciones intelectuales, sino como una hoja de ruta para nuestras acciones individuales y colectivas.

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