Balkrishna Doshi (in memoriam): la arquitectura como conversación
Esta semana tenemos que lamentar el fallecimiento del gran arquitecto indio Balkrishna Vithaldas Doshi. Nos deja no sólo sus obras sino un legado inmaterial de enseñanzas y afectos que será bien guardado por la fundación Vashtu Shilpa, que él mismo creó como lugar de reflexión e investigación sobre diseño medioambiental, y que se ha convertido con el paso de los años en un lugar de encuentro para jóvenes diseñadores de todo el mundo comprometidos con la sostenibilidad.
Nacido en 1927 en Pune (India), Doshi se crió en casa de sus abuelos paternos, rodeado de parientes de distintas generaciones. Allí la arquitectura crecía en función de las necesidades de la familia y el espacio se construía con diálogo y empatía. Esta vivencia temprana marcaría su sensibilidad posterior como diseñador.
En 1947, el año de la independencia de la India, comenzó la carrera de Arquitectura en Bombay. En solo tres años abandonaría los estudios para irse a trabajar al taller de Le Corbusier en París. Con el tiempo, Doshi acabó por supervisar sus obras de Chandigarh y Ahmedabad. Así comenzó su especial vinculación con esta ciudad. Volvió a su país natal incorporándose a la tarea histórica de construir una arquitectura nueva para la nueva India. Fue en estos años cuando Doshi desarrolló su propia voz como arquitecto, compatibilizando la gramática de la modernidad arquitectónica con una especial sensibilidad por lo vernáculo. Desde su estudio, fundado en 1956, llevó a cabo obras como el Indian Institute of Management en Bangalore, influido por su experiencia como arquitecto asociado a Louis Kahn en la construcción del Indian Institute of Management de Ahmedabad. En esta obra los espacios ambiguos entre el exterior y el interior, así como el control de las corrientes de aire entre volúmenes construidos, deben tanto a las obras de Kahn y le Corbusier como a la architectura tradicional india.
Indian Institute of Management en Bangalore
Para Doshi, la arquitectura no debía ser una imposición sobre el lugar sino una conversación. Él mismo decía que sus proyectos eran como sus amigos. Tenemos ejemplos en su propio estudio Sangath o la escuela de arquitectura CEPT de Ahmedabad. En ambos proyectos, Doshi crea un mundo continuo de espacios exteriores e interiores donde los elementos naturales siempre están presentes. El agua, los árboles, el aire, los animales, forman parte integral de estos proyectos. La arquitectura da la oportunidad a las personas que la habitan de encontrar un lugar y sentirse parte de la sinfonía inacabada.
La obra del arquitecto indio profundiza en la comprensión del hábitat en sus diferentes dimensiones y escalas. Su compromiso con la construcción de una India democrática post-independencia le llevó a preguntarse sobre qué podía hacer la arquitectura para mejorar la vida de la mayoría de la población. Lejos de pensar soluciones ex novo al estilo del urbanismo moderno, los proyectos barriales de Doshi parten de un conocimiento profundo de la idiosincrasia India y de los componentes culturales del habitar. Especialmente importante en este sentido fue su proyecto de viviendas sociales Aranya, donde cada estructura familiar recibía un núcleo energético y sanitario alrededor del cual construir su vivienda de forma orgánica en función de sus necesidades. Los proyectos a escala urbana de Doshi se basan en la puesta en marcha de procesos espaciales que incluyen la capacitación de sus ocupantes, con el objetivo de fortalecer las redes vecinales de apoyo mutuo y en definitiva la identidad colectiva.
La obra del arquitecto indio abrió una vía fructífera de la que bebe la mejor arquitectura actual, preocupada en construir el paisaje con sus habitantes, con sus materiales y con su sabiduría espacial. Una arquitectura que respira e integra la actividad humana en el metabolismo de la naturaleza. Descanse en paz.
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